Hacer inolvidable lo que aparenta estar olvidado de las infancias

Por: Carolina Sigstad.

 Hay algo que separa al niño del adulto. Seguramente no es la edad o su tamaño. La naturaleza quiere que el niño sea niño, no porque sea pequeño, sino para que llegue a ser adulto. 

Si pervertimos ese orden, produciremos frutos tempraneros, que estarán inmaduros y sin sabor, y no tardarán en corromperse.

El ser humano es un puente entre lo que hicieron de él y lo que él hace con eso que hicieron de el. Por ello es necesario y menester el rol del adulto, y la sociedad para que los cimentos del puente sean fuertes, flexibles y sostenibles. 

En BIOTUC nos identificamos con un valor fundamental “SUSTENTABILIDAD“, el cual está presente en toda nuestra actividad. Esto incluye nuestra responsabilidad social. Elegimos hablar de responsabilidad social y no RSC (responsabilidad social corporativa) porque creemos que va más allá de una empresa, sino que se trata de un deber cívico. Esto es así porque una empresa no existe sin humanos.

Apostamos por un mundo sostenible, el cual no sólo incumbe la ecología. Sino también y más relevante los seres humanos que habitamos el planeta tierra. El desarrollo sostenible empieza con niños seguros, sanos y bien instruidos.

Los tiempos en los que transcurrimos, contemporáneo a la globalización, los grandes avances tecnológicos, un mundo en constante movimiento, volátil, incierto, complejo y ambiguo (VICA); o cómo definió Zygmunt Bauman “Una sociedad líquida”.

Todo ésto nos convoca a un cuestionamiento, no tan solo para re-inventarnos constantemente. Sino a cuestionarnos sobre aquellos que debemos preservar, cuidar y mantener.

¿Por qué elegimos éste título para el post del día?

En reiteradas ocasiones escuchamos “Todo tiempo pasado fue mejor”, “Niñez era la de antes”, “Los niños de hoy no saben respetar”, “Los chicos no saben divertirse”, entre otras frases.

Sabemos que de todas las generaciones se puede aprender, sobre todo de los mejores ejemplos. Por ello, decidimos hablar de “Hacer inolvidable lo que aparenta estar olvidado de las infancias”, rescatando ciertos valores fundamentales para hacer sostenible las generaciones presentes y las futuras.

Tres fundamentos queremos rescatar de la infancia:

• Gobernar: Los padres o quienes ocupen su función deben conducir y dirigir los primeros años del desarrollo del individuo. Son los capitanes del barco durante la travesía, hasta que éstos hijos, como dice Khalil Gibrán “Tus hijos no son tus hijos, son hijos e hijas de la vida, deseosa de sí misma” sean por sí mismos.

• Educar: Priorizar las oportunidades de aprendizaje y los sistemas que proporcionen una educación de calidad, aptitudes para la vida –incluyendo el conocimiento sobre el medio ambiente– y brindando posibilidades para que participen y empapen en acciones locales, y con dichas herramientas brindarles una mayor capacidad de tomar decisiones para las sociedades sostenibles.

• Hacer desear: Poner límites. Se trata de una distinción necesaria, un poder que marque los bordes para un buen desarrollo, donde se delinean los límites de lo infranqueable. ¿Hacer desear? Significa que no se puede tener todo lo que se desea, incluso deslindar que la realidad demuestra que conseguir lo que deseamos significa mucho sacrificio.

En numerosas ocasiones podemos escuchar frases de la “Generación silenciosa” y de los “Baby Boomers”: “Yo cuando era chica escuchaba a mis padres”, “No respetan nada los niños y jóvenes de hoy”, “Los padres de hoy les dan todo lo que demandan sus hijos”, “Esas barbaridades de que los padres son amigos de los chicos”, “Los niños parecen zombie”.

Incluso de la “Generación X” (nueva generación de padres) frases como por ejemplo: “No sabe qué hacer con tantos juguetes”, “Se aburre incluso llevándolo de vacaciones a donde quiere”, “Ni dándole un chirlo deja las pataletas”, “Le compré un iPhone,  y encima lo pierde”, entre muchas otras expresiones.

Antes que nada, es necesario aclarar que todas las generaciones tienen sus aspectos positivos. Lo que no debemos perder de vista son los aspectos positivos de todas las épocas.

En la actualidad, cuando se le pregunta a una madre o a un padre “¿Qué quiere para su hijo?”, con alta frecuencia responder “Que sean felices“. La felicidad es un concepto amplísimo, el cual incluye el bienestar producido por las buenas sensaciones, los consentimientos, la alegría, cuando los deseos se cumplen. Pero también implica malestar causado por las desilusiones, malas sensaciones, cuando lo que se desea no es consentido, las tristezas.

La felicidad es la capacidad de Resiliencia que potencia la felicidad.

Las citas mencionadas, sobre los dichos de las distintas generaciones, son una invitación a la reflexión.

“Tú eres el arco del cual tus hijos, como flechas vivas, son lanzados (…).

Deja que la inclinación en tu mano de arquero sea hacia la felicidad”. Khalil Gibran